23 diciembre 2008
Estos días me he trasladado al Pirineo, descansaré de la rutina y aprovecharé para renovarme. Aunque parezca lejos de la civilización no dejaré en esta ocasión también de sorprenderme. Sigo mirando las cosas a mi alrededor, tanto grandes como pequeñas y entre la nieve que cubre los valles, y el gentío que inunda las estaciones de esquí, yo me doy una vuelta por lo más recóndito. Recorro a pie los senderos y visito los pueblitos que se encuentran a su paso. Voy mirando la naturaleza, sin perder detalle, pero también aparecen elementos a mis ojos como fuera de lugar, bien por insólitos o por inducir a hacerse alguna que otra pregunta, como por ejemplo esta escultura realizada en cerámica cercana al pueblo de Oros, río Gállego abajo desde Biescas, o... por ejemplo, esta telecabina, que seguramente pasó a mejor vida hace unos años y que hoy convive compartiendo pasto con los caballos
El buzón de Correos de Oros es de lo más bonito que he visto en buzones, lo trasladaría a la ciudad, a ver si a alguno se le quitan esos aires de grandeza.

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