Daños emocionales. Crisis y globalización

2 de febrero de 2009

Para los que tenemos una cierta edad, el que vayan desapareciendo una tras otro los productos o marcas que llenaron nuestra infancia y juventud nos produce, o por lo menos a mi, sobre todo un daño emocional. Para las grandes multinacionales globalizadoras serán daños colaterales y necesarios, esto mirado claro está, desde el punto de vista del gestor de empresa y constituirán un minúsculo punto en su galaxia.
Todo esto viene a cuento de que me he enterado que la fábrica de Quesitos El Caserío de Mahón (Menorca) desaparecerá y que le empresa Kraft Food planea trasladar a Bélgica la producción y comercializará los productos belgas más consolidados. Yo creo que desde que tengo uso de razón en mi nevera siempre ha habido quesitos El Caserío. Al parecer estos 80 años de historia se borrarán de un plumazo y aquella empresa de preguerra y postguerra que inició su producción casi artesanal en los años 30 y que se consolidó a nivel nacional con el lema "del caserío me fío" , empresa que ha mantenido a varias familias durante generaciones va a ser engullida como una más de las tantas que son pasto de estos momentos de crisis y globalización.

qué buenas son ...

Recuerdo también otro caso similar, el de las galletas Maria Fontaneda de Aguilar de Campóo, allá por el 2002 pasó algo similar, la multinacional propietaria consideró mejor trasladar la producción, ya no era rentable, nos americanizamos con los cereales y se consumían menos galletas. Esa galleta símbolo de un pueblo provocó numerosas manifestaciones y por lo menos no se llegaron a perder del todo los puestos de trabajo, puesto que fue comprada la empresa por otra marca (galletas Siro) aunque ya no se comercializa la antigua marca.

Y mirando más atrás, cuando yo era niña y viviendo en Burgos, existía una fábrica de galletas que se llamaba Loste, publicitaba sus productos como "ni oste ni moste, galletas Loste", era todo un símbolo en la ciudad. Era una fábrica que se abrió por 1940, para evitar el paro obrero, pero un buen día vinieron también unos belgas (Beltsein) y compraron la fábrica, en aquel momento en la ciudad se vio con buenos ojos, estoy hablando de los años 60-70, y fíjate que importantes en Burgos que vienen extranjeros a interesarse por nosotros, pero con el transcurso de los años, aquellos belgas cerraron la fábrica y vendieron los solares, hoy sólo se conserva la plaza que lleva el nombre de Loste, el resto es historia.

ni oste ni moste, galletas Loste

Las personas que dejan huella suelen tener el nombre de una calle, y las ciudades que los vieron nacer las recuerdan, igual también estos productos que han convivido con nosotros tanto tiempo también se merecen una calle, por lo menos para que queden en el recuerdo y llenen un poquito el vacío emocional. Desconozco si existen placas que recuerden a las Maria, pero por lo menos en Burgos, la plaza sí recibe el nombre de Loste, aunque de aquí a poco nadie recordará a qué fue debido. Esto es el progreso, no es para nostálgicos.

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