Arte, lo contemporáneo, lo clásico, paradojas del mundo en que vivimos

21 febrero 2009

obra de Graham howe
Recientemente he leído a Juan Manuel de Prada decir que el arte se ha ido convirtiendo poco a poco en un enjambre de sucesivas falsificaciones, en las que el falsario ya no se conforma con imitar al artista, sino que simplemente se presenta como artista verdadero él mismo. Y que el arte ha dejado de regirse por reglas establecidas imperando el desorden. La impostura, la mistificación, el endiosamiento de la mamarrachada se han convertido en moneda de curso corriente. Que existe una jerga indescifrable que emplean los sacerdotisos del arte y que corre uno el riesgo de que le llamen reaccionario si dice eso que piensa y por ello es mejor decir amén, amén antes que recibir ese insulto.
Sobre el tiesto. Diseño y arte en la Rioja
Para mi, como humilde observadora, hay dos mundos, el de toda la vida con los clásicos (que sería el que a Juan Manuel de Prada le llena), que se adapta a unas normas y que esas normas son los estudios básicos p. ej. hasta la selectividad que debería conocer todo artista y el otro que es el de la ruptura de la norma, la trasgresión, la provocación, que serían ya los estudios superiores - por hacer un símil- y en que cada uno elige un camino a desarrollar. Este último es el que no acaba de convencer a todo el mundo y se dan un montón de paradojas. Si lo desplazamos a otros campos, por ejemplo en Ciencia, cuantas teorías hoy irrefutables y sus teóricos fueron en su época incomprendidos, juzgados, ninguneados, …etc. Ahora mismo me viene a la cabeza Darwin, que este año se cumplen 150 años de la Teoría de las especies. Y hoy los vemos casi como clásicos y decimos: fueron revolucionarios para su época. Pues yo diría que con mucho de lo que vemos hoy vanguardista, inenarrable si le diéramos un poso de tiempo vendría a suceder un poco de lo mismo.
Como ejemplo de las paradojas de la vanguardia me ha gustado lo que comentaba Antonio Muñoz Molina en unas jornadas el pasado año en ARCO.
Normalmente la explicación nace a partir de la obra, en muchos casos es la obra la que nace de la explicación. E incluso la explicación llega a cobrar más importancia que la obra, y en muchas ocasiones hasta llega a sustituirla…

... dado que la obra no habla por sí misma, sino que depende de la explicación, es muy importante quién da la explicación. Y aquí se produce también otra inversión, porque muchas veces la estrella no es el artista sino el explicador: el comisario… Se hace las siguientes preguntas, ¿cómo se forma el artista, cómo encuentra su voz y encuentra su propio camino? Y en segundo lugar, y me parece también muy importante, ¿cómo se forma el público, cómo se educa al espectador? Me parece que estas paradojas definen una parte de la situación del arte contemporáneo.

Velazquez - Bacon

Creo que no le falta nada de razón y me gustaría disponer de las respuestas a esas preguntas, pero creo que existen demasiadas respuestas y que el tribunal calificador no daría por buenas todas, y ¿dónde reclamamos si no es la respuesta correcta?

Comentarios

  1. Muy buena reflexión, aderezada con las palabras de Muñoz Molina, para mí un genio de la literatura y el pensamiento.

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