Bosteko 10. 3 artistas contemporáneos y 5 municipios vascos

30 enero 2010


Se ha inaugurado en Kultur Leioa estos días la edición número XIII de Bosteko titulada Bosteko 10,  es esa iniciativa de 5 municipios vascos (Leioa, Arrigorriaga, Amorebieta, Basauri y Getxo) que arropada por el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia,  muestra arte contemporáneo de última generación y que en los últimos años he acudido a visitar. (post: Bosteko 09)


El Bosteko 10 trae a 3 artistas: Elena Goñi (Pamplona 1968), Ramón Pérez (Bilbao 1964) e Ignacio Sáez (Galdakao 1971). En la muestra se puede observar un punto común a todos ellos, consiste en la representación humana, en concreto son retratos de los propios artistas o de su ambiente cercano.


Elena Goñi presenta óleos sobre lienzo con unas figuras monocromáticas, muy sencillas, de colores muy planos exentos de volúmenes. Son imágenes cotidianas. Ella aparece embarazada en un blanco y negro.




Ramón Pérez presenta también óleos donde el cuerpo desnudo de tamaño mayor que el  natural está tratado jugando con la luz y la sombra. Tonos muy cálidos y de sorprendente fuerza. El aparece en tres retratos a modo de busto mirando a quien le mira en diferentes posiciones.

Ignacio Sáez a quien acompaña en la muestra Leire Ugalde presenta fotografías en blanco y negro. El tamaño minúsculo de éstas y la oscuridad en la que se ven en la sala, a mi por lo menos, me ha impedido apreciarlas.  Los autores aparecen en escenas privadas íntimas en un dormitorio o en una habitación llenas de fotografías.

Hay un nexo de unión en las tres propuestas, el YO representado, los autores hacen el ejercicio de mostrarse a sí mismos ante el público, desnudos. 

 libro de visitas

En la sala de Kultur Leioa siempre existe un libro de visitas donde escribir y opinar de lo visto. Una breve mirada al cuadernillo me hizo sonreirme, muchos niños habían visto las exposición (la sala está en el mismo edificio que la biblioteca pública a la que acuden a diario) y habían escrito sus pareceres, estaban todos de acuerdo, no les había gustado nada. Lo que también añadían era que era una grosería, de sexo y esas cosas feas, que era una guarrada por aparecer desnudos y cosas por el estilo. Estas impresiones de estos niños en pleno siglo XXI, en democracia de muchos años, en tolerancia, en diálogo, me hacen pensar que no hemos recorrido mucho camino en la educación y en la naturalidad con que deben tomarse estas cosas.



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