22 septiembre 2009
De los muchos recorridos que se pueden hacer de naturaleza salvaje en Kenya y después de haber visitado otros territorios, como han sido Samburu, lago Nakuru o Masai Mara, el último parque a visitar ha sido Amboseli. Uno espera encontrar situaciones similares a las vividas con la única excepción de que se avista el Kilimanjaro, quizá sea ésto lo que ocurra pero no a mi, cada sitio nuevo me ha sorprendido y creo que he sabido valorar y sentir en su medida cada parque.
Amboseli se encuentra en el Gran Valle del Rift, casi en la frontera con Tanzania, situándose sobre el nivel del mar a 1.180 metros de altitud, dispone de 392 Km2 de territorio. Un territorio llano, seco, árido, apenas hay vegetación, donde llueve poco, y que cuando llueve, el terreno se ve inundado, habiendo incluso un lago más o menos permanente. Los animales que escasean más en las zonas áridas, encuentran refugio y sombra en las zonas más inundadas donde crecen algunas palmeras.
Adentrándonos en el parque, el paisaje llano, plano y polvoriento se ve a veces interrumpido por alguna acacia, o algún termitero (inmaculadamente blancos, dada la coloración del terreno base de su formación), algún que otro animal en el horizonte y también se observan los reyes de este parque trasladarse de un lugar a otro, los elefantes.
Llega un momento en que el paisaje reverdece, hay unas zonas inundadas de agua, como si fuese una marisma norteña, los búfalos tienen medio cuerpo hundido y les acompañan sus amigas las garcillas bueyeras. Al fondo se ve una zona con algo más de vegetación, son palmeras y es allí donde se encuentra el lugar donde nos acomodaremos, Ol Tukai, que significa "sitio de palmeras".
El Kilimanjaro debe de estar ahí, pero sólo se llega a apreciar la falda del monte con una gran capa de nubes. Esta montaña con sus 5.985 metros de altitud y situado en Tanzania, es el monte más elevado de Africa. Muchas son las historias y leyendas que alimenta esta mágica montaña, sus primeros descubridores no podía creer que había nieves perpetuas en la cumbre, y muchos se refieren a la leyenda del leopardo congelado que apareció a 5.500 metros, hasta Ernest Hemingway se hizo eco de esta leyenda en su afamado libro "Las nieves del Kilimanjaro". A mi la leyenda que me ha relatado mi guía Samson, ha sido la que siempre han creído las gentes del lugar, se ha pensado que en la montaña habita un Dios todopoderoso que mata a todo el que tiene la osadía de subir a su cima, este Dios actúa de forma que va paralizando el cuerpo poco a poco, empezando por las manos (razón no les faltaba, puesto que a esas alturas y sin preparación muchos serían los que morirían congelados).
Si hay una cosa que caracteriza a este parque de Amboseli, es la presencia de muchos remolinos o tornados, que levantan el polvo a gran altura y se van desplazando por la llanura. Se pueden ver muchos remolinos a la vez. Todo este movimiento de polvo y aire hace que por lo menos en mi visita el ambiente general del parque era neblinoso e impedía mirar a lo lejos con profundidad. Precisamente el nombre de Amboseli viene de ahí "viento del diablo". Así que en este parque se conjuran todos los elementos del bien y del mal, del dios y el diablo y hacen que este lugar sea diferente a los demás.
Por lo menos los hados nos fueron favorables porque pudimos apreciar el Kilimanjaro en su plenitud. Lo más preocupante, la poca nieve que se aprecia.
Vimos muchos animales de los que habíamos ya disfrutado en los otros parques, ñus, cebras, cobos de agua, facoqueros, chacales, gacelas, impalas, leones, hipopótamos y muchos elefantes. Parece ser que los elefantes eligen las zonas de palmeras e inundadas como zonas de reproducción y parto, al abrigo de algunos depredadores. Me llamaron la atención las hienas y su comportamiento, van andando como acomplejadas, con el lomo trasero más bajo, mirando a todos lados e inquietas, se juntan para comer algún animal muerto y se pelean entre ellas, enseñando los dientes, esconden lejos comida sobrante, me parecieron muy interesantes, a pesar de la mala fama que llevan.
Otro aspecto que me dio que pensar es que se veían muchos animales muertos en mitad de la nada, muchos restos y esqueletos también. Decía mi guía que podía ser que hubiera una enfermedad en el parque porque de un tiempo a esta parte se veían demasiados animales muertos, o quizá fuera debido también a la sequía que se viene padeciendo porque el aspecto de los animales es más bien famélico.
Muchas las aves que se contemplan, hay muchas especies, entre las que vimos jacana africana, gansos egipcios, garcillas bueyeras, cangrejeras, avefrías de cola grande, avefrías armadas, grullas coronadas, avutardas kori, gallinas de guinea, buitres, pelícanos, garzas goliath y real, ibis sagrados, y muchas otras.
En definitiva un parque digno de ser visitado y para mi ojo morado, recordado.
Comentarios
Publicar un comentario
Si algo de lo observado te invita a comentar, puedes hacerlo. Será bienvenido.