16 septiembre 2009
El recorrido de naturaleza en Kenya, después de haber dejado atrás la mirada en Samburu, me lleva a otro paisaje que poco tiene que ver con lo árido de la reserva anterior, al parque nacional del Lago Nakuru.
Éste se trata de un lago de aguas someras y saladas situado en el Gran Valle del Rift. El valle del rift suena a mis oidos como ese lugar mágico en el que se inició la aparición de los primeros hombres, quizá porque se dieron allí hace millones de años las condiciones adecuadas. Este inmenso valle se ha formado por una gran fractura geológica de casi 5.000 kilómetros que divide Africa de Norte a Sur, y como resultado de estos movimientos geológicos el valle acoge a multitud de lagos en su recorrido, unos de agua dulce y otros de agua salada, algunos muy grandes y otros de menor dimensión.
Mi mirada inquieta intentaba localizar a lo lejos el lago según nos íbamos acercando, casi la ciudad de Nakuru que le da nombre estaba ante mis ojos y yo no era capaz de ver el tan afamado lago y pregunté nerviosa a Samson, mi guía ¿qué es aquello rosa que se ve allí al fondo? Era una extensión muy grande, rosa, demasiado grande. Samson me contestó con naturalidad "son los flamencos del lago". Así que allí estaba el lago, pero a simple vista no se llegaba a apreciar el agua, sino una gran mancha rosa invadía el horizonte. En estas aguas saladas, donde se desarrolla la cyanobacteria Spirulina que les dará sustento y color rosado, son capaces de juntarse un millón y medio de flamencos menores (Phoenicopterus minor) y no es de extrañar que ofrezcan ese tinte rosa al paisaje, aunque yo no me lo hubiera imaginado hasta no haberlo contemplado por mi misma.
La visita al parque en el momento de generarse una tormenta le daba al ambiente un matiz fantasmagórico, las acacias de tronco amarillo que rodean el lago parecían desvanecerse entre la niebla. Estas acacias han sido llamadas de fiebre amarilla debido a que la enfermedad se manifiesta sobre todo en zonas donde crecen y las gentes del lugar han pensado que eran ellas las causantes del mal por el matiz de ictericia que desarrolla el enfermo. Ahora sabemos que tiene un origen vírico y que es transmitido por la picadura de un mosquito que hace de vector. Como estos mosquitos se desarrollan en zonas pantanosas y húmedas coinciden en hábitat con las acacias.
Numerosos son los mamíferos que pude observar, búfalos, gacelas de Thomson, facoqueros, rinocerontes blancos y rinocerontes negros, muchas ejemplares de cebra común, jirafas de Rothschild, babuinos y monos tota, cobos de agua. Un rinoceronte blanco con su cría muy pequeña la guiaba como podía para no perderse, otros descansaban sobre la hierba húmeda. Un grupo de leonas mojadas por la lluvia jugaban con sus cachorros al atardecer. El día siguiente amaneció despejado y nos deparó una gran sorpresa, un leopardo a pie de la pista estaba desayunando un búfalo de grandes dimensiones. Dado el tamaño de la presa, era imposible subirlo a ningún árbol y se lo comía delante nuestro con signos de inquietud, hasta que en varias maniobras pudo arrancar casi de cuajo una porción importante de vísceras y éstas sí, pudo llevarlas a un sitio más discreto para disfrutarles al abrigo de las miradas.
Más tarde nos acercamos a pie al borde del lago, procurando no molestar a los miles de flamencos allí congregados. Emitían de continuo un sonido casi ensordecedor, monótono, continuo y el olor era una mezcla de salitre, de mar y de marisco en descomposición, muy fuerte para permanecer demasiado tiempo inmóvil sobre el fango.
Aparte de los bellos flamencos pudimos ver bastantes aves, eran abundantes los pelícanos y también la cigüeña marabú (que parece un viejecillo con papada y con frac), águila pescadora, martín pescador, cigüeñuela y muchas otras.
Vimos además de los animales mencionados un lagarto muy curioso, lucía dos colores y movía de continuo la cabeza de arriba a abajo, es el macho del lagarto agama, la hembra también estaba cerca, pero era menos llamativa. También observé un animal parecido a una marmota que resultó ser el damán de las rocas, nada asustadizo y al parecer emparentado con el elefante.
Felicidades por el blog.
ResponderEliminarMuy buena la foto del leopardo; me da mucha envidia,ya que a mí se me resistió durante 12 días de safari.
Y gracias por dar el nombre del damán de las rocas ya que yo también lo ví y no sabía lo que era.
Un saludo.